Así pues, si formulamos a cualquier conocido la pregunta: ¿cuándo y dónde nació Jesús de Nazaret?, es probable que su respuesta sea rápida y llena de seguridad: Jesús nació en Belén de Judea el 25 de diciembre del año 1 a. C., seis días antes del cambio de era. Pero, ¿es ésta una respuesta exacta? ¿En qué datos se basa? ¿Qué sabemos realmente sobre el nacimiento del predicador galileo Yeshua bar Yosef?
Para abordar esta cuestión, lo primero que hay que decir es que las pocas informaciones que tenemos al respecto proceden únicamente de dos textos, los evangelios de Mateo y Lucas, escritos aproximadamente entre el año 80 y 90 del siglo I d. C.; es decir, unos cincuenta años después de la muerte de Jesús y unos ochenta después de los hechos narrados sobre el nacimiento de este. Los textos más antiguos del Nuevo Testamento, las siete cartas de Pablo consideradas auténticas (1 Tesalonicenses, Gálatas, Filipenses, Filemón, 1 y 2 Corintios y Romanos) y el evangelio más antiguo, el de Marcos, no aportan ninguna información al respecto.
Esta aparente ignorancia de Marcos y Pablo de Tarso puede parecer sorprendente, pero hay que tener en cuenta que, para los primeros cristianos, el mensaje de Jesús era la llegada del Reino de Dios de manera “inminente”. En ese contexto, los primeros seguidores del nazareno no mostraron especial interés en recordar momentos concretos de los hechos y dichos del Maestro. Cuando comenzó a pasar el tiempo, el Reino no llegó y empezaron a morir aquellos que habían conocido personalmente a Jesús, surgió la necesidad de dejar por escrito todo lo que se sabía sobre él para poder transmitirlo a las siguientes generaciones.
Herodes, el Mesías y el censo de Quirino
Los relatos de los llamados Evangelios de la Infancia, el de Mateo (capítulos 1 y 2) y el de Lucas (capítulos 1 al 3), nos ofrecen dos anclajes cronológicos: el primero, que aparece en Lucas 1.5 y en Mateo 2.1, afirma que Jesús nació en tiempos del rey Herodes el Grande (40-4 a. C.), y el segundo, en Lucas 2.1-2, que coincidió con el censo que, en tiempos de Augusto, Quirino llevó a cabo en la provincia romana de Siria, y del que también tenemos noticias por Flavio Josefo, historiador judío del siglo I d. C. que, tanto en sus Antigüedades de los judíos XVII.355 y XVIII.1.2.26.102 como en su Guerra Judía VII.253, menciona este censo y destaca su carácter novedoso y sin precedentes. Ahora bien: se sabe con absoluta certeza que Quirino solo fue gobernador de la provincia de Siria (que en ese momento ya incluía Judea) en el año 6 de nuestra era. Así pues, las dos noticias, el reinado de Herodes y el censo de Quirino, son incompatibles desde un punto de vista cronológico.
No obstante, se puede explicar la mención del censo como un recurso del evangelista Lucas para justificar la presencia de José y María lejos de su lugar de residencia en Galilea y su viaje hasta Belén, todo ello para hacer que se cumplieran las palabras del profeta Miqueas, que aseguraba que el Mesías habría de nacer en la ciudad natal del rey David:
«Pero tú, Belén de Efratah, aunque pequeña para figurar en los clanes de Judá,
de ti me saldrá quien ha de ser dominador de Israel,
cuyo origen viene de antaño, desde los días antiguos». (Miqueas 5.1)
Más allá de estos versículos, a nadie se le escapaba que Belén había sido la cuna del rey David y que, por lo tanto, resultaría lógico que también naciese en esa ciudad el Mesías, descendiente de aquél y en el que se encarnaba la promesa hecha a este rey por Dios:
«Cuando tu vida llegue a su fin y vayas a descansar entre tus antepasados, yo pondré en el trono a uno de tus propios descendientes, y afirmaré su Reino. Será él quien construya una casa en mi honor, y yo afirmaré su trono real para siempre. Yo seré su padre, y él será mi hijo. Así que, cuando haga lo malo, lo castigaré con varas y azotes, como lo haría un padre. Sin embargo, no le negaré mi amor, como se lo negué a Saúl, a quien abandoné para abrirte paso. Tu casa y tu Reino durarán para siempre delante de mí; tu trono quedará establecido para siempre». (2 Samuel 7.12-16)
Pero no solo el lugar de nacimiento es fruto de la necesidad de situar a Jesús dentro del esquema del esperado Mesías, sino que hay otros elementos de la historia que cumplen esta misma función. Cuando los magos de Oriente se presentan ante Herodes para preguntarle por el recién nacido, el rey, asustado ante la posibilidad de perder su trono, ordena el asesinato de todos los niños menores de dos años de Belén. Resulta sorprendente que Flavio Josefo, enemigo acérrimo de Herodes el Grande, no consigne este hecho en sus obras, cuando puso el mayor empeño en citar, uno por uno, todos los crímenes imputables al monarca idumeo. ¿Cómo se explica pasar por alto semejante masacre, la prueba concluyente de la abyección de Herodes? Sencillamente, porque nunca sucedió. Hay que hacer notar la similitud entre este episodio y otro del Antiguo Testamento, en Éxodo 1, sobre el nacimiento de Moisés, donde el faraón ordena la muerte de todos los niños hebreos de su reino. El propósito de esta narración es doble. Por una parte, al atribuir el crimen a Herodes, se proporciona un marco histórico adecuado y creíble a la profecía:
«Una voz se oyó en Ramá,
Un llanto y un gran lamento:
Raquel llorando a sus hijos
¡Y no quería consolarse, porque ya no existen!» (Jeremías 31.15)
Este versículo, trasladado al Nuevo Testamento, identifica a Raquel con el pueblo de Belén, donde se encuentra su tumba. Y así, los hijos de Raquel son los niños asesinados en Belén por orden de Herodes.
Por otra parte, se adivina en Mateo una intención de presentar a Jesús como el “nuevo Moisés”, que promulgará (en concreto en el sermón de la montaña) una ley que superará la que este recibió en el Sinaí. De ahí que ambos personajes vivan también situaciones paralelas en sus primeros momentos de vida.
Fuera de estas menciones en los llamados Evangelios de la Infancia de Mateo y Lucas, todos los indicios del resto de textos evangélicos apuntan en otra dirección diferente a Belén: Jesús nació probablemente en Galilea, unos trescientos kilómetros al norte de Jerusalén y de la propia ciudad natal de David. En numerosas ocasiones recibe el nombre de Iesous ho nazarenos, o bien ho Nazoraios, lo que, para algunos, significa que era natural de Nazaret, en Galilea, que se suele citar como patria de Jesús y su familia (“y llegó a Nazaret, donde se había criado”, Lucas 4.16, aunque nótese que no dice que naciese allí).
El calendario festivo
Una vez establecida la dificultad del dato de Belén, hay que añadir que la fecha de nacimiento coincidiendo con el censo de Quirino se contradice igualmente con otro dato que nos ofrece el mismo evangelista; a saber, que Jesús tenía unos treinta años cuando comenzó su predicación (Lucas 3.23). Asumiendo que esta duró unos tres años, y que fue crucificado siendo gobernador de Judea Poncio Pilato (26-36 d. C.), deberemos situar su nacimiento entre los años 7 a. C. y 3 d. C., lo que, en las fechas más bajas nos sitúa en el reinado de Herodes pero en ningún caso lo ponen en relación con el censo de Quirino.
En realidad, la cuestión sobre la fecha exacta del nacimiento de Jesús preocupaba bien poco a los primeros cristianos de los siglos I y II d. C., y su establecimiento fue, en primera instancia, una cuestión de política religiosa. Ocurrió del siguiente modo.
En la Roma imperial, existían dos celebraciones que coincidían con las últimas semanas del año. La primera, entre el 17 y el 23 de diciembre, eran las Saturnales (Saturnalia en latín), que se celebraban en honor a Saturno, dios protector de los sembrados, y festejaban el final de los trabajos en el campo hasta la siguiente primavera (véase “De ricos a pobres y viceversa. La fiesta romana de las Saturnalias” en Arqueología e Historia n.º 7). Eran unos días de banquetes públicos, fiestas, adornos vegetales en las casas, intercambio de regalos y cierta permisividad moral, hasta el punto de que amos y esclavos llegaban a intercambiar sus papeles y obligaciones durante estas fechas. Las Saturnales eran unas fiestas que contaban con un gran arraigo popular, por lo que su supresión una vez convertido el Imperio al cristianismo se antojaba, como mínimo, complicada.
La festividad coincidía con el solsticio de invierno, momento a partir del cual los días comenzaban a ser otra vez más largos, dando por terminado el período de “oscuridad” y abriendo el camino a un disfrute cada vez mayor del sol. No debe extrañar, por lo tanto, que se reservara un día al final de las Saturnales, en concreto el 25 de diciembre, para celebrar el nacimiento del Sol Invicto (Natalis Solis Invictis). Se puede leer en numerosos foros que el 25 de diciembre era también la fecha señalada para el nacimiento del dios solar persa Mitra, aunque lo cierto es que no existe ningún documento o resto antiguo que confirme esta afirmación.
Sea como fuere, cuando, a partir del año 325 d. C. todo el imperio adoptó el cristianismo como religión oficial, se tardó poco tiempo en suplantar estas fechas por otras de base cristiana y contenido muy similar. Y así, en 350 d. C. el papa Julio I ya sugirió que se celebrase el nacimiento de Jesús el día 25 de diciembre, y cuatro años más tarde, su sucesor Liberio decretó oficialmente aquel día para la celebración. Al fin y al cabo, ¿qué mejor fecha para conmemorar el nacimiento del “verdadero sol” que era Jesús que la ya existente del Sol Invicto?
Lo que subyace aquí es una imposición de unas festividades cristianas de nuevo cuño sobre las tradicionales fiestas paganas, del mismo modo que, a lo largo y ancho de todo el mundo cristiano, las iglesias y catedrales fueron construidas a menudo sobre templos paganos o muchos santos representan, en realidad, antiguas divinidades o mitos grecolatinos o nórdicos. De ese modo, la gente adoptaba de mejor grado la nueva religión sin la sensación de pérdida de sus costumbres más arraigadas. Todos contentos.
Cuestión de cálculo
Así pues, para el siglo IV ya se había establecido la fecha de nacimiento de Jesús en el 25 de diciembre. Pero, ¿de qué año? La pregunta tuvo una respuesta de manera indirecta en el siglo VI. Para ese momento, las iglesias de Oriente y Occidente ya habían comenzado a marcar territorio y mostrar sus diferencias, y la fijación de una fecha para la celebración de la fiesta de Pascua, en la que había tenido lugar la muerte y resurrección de Jesús, no fue una excepción.
En 526, el papa Juan I quiso poner fin a la polémica con la iglesia oriental y encargó a un monje escita (de la actual Bulgaria o Rumanía) que vivía en Roma que determinara la fecha exacta del nacimiento de Jesús. El monje en cuestión, que tenía fama de ser “el abad más erudito de Roma”, se llamaba Dionisio y era conocido con el sobrenombre de el Exiguo, probablemente por su pequeño tamaño.
Dionisio era, entre otras cosas, un experto en cálculos astronómicos, herramienta necesaria para calcular la fecha exacta de la Pascua judía, puesto que los meses judíos son lunares y la fiesta se celebraba el día 14 del mes judío de Nisán. Este es el origen del problema, pues los años lunares son más breves que los solares, y si no se establece una equivalencia exacta entre ambos, con los años se va creando un asincronismo cada vez mayor, tal como estaba sucediendo en aquel momento.
Por si esto fuera poco, para realizar sus cálculos, Dionisio tenía que lidiar también, por una parte, con los calendarios lunares y, por otra, con un calendario solar juliano que no era tan perfecto como el actual gregoriano. Además, existían diferentes formas de computar el inicio de los años (podía ser, entre otras posibilidades, ab urbe condita, es decir, desde la fundación de Roma en 753 a. C., o bien desde el inicio de reinado de Diocleciano en 284 d. C. o incluso desde la creación del mundo según la Biblia en 3760 a. C.).
Los cálculos de Dionisio le llevaron a una fecha coincidente con los últimos días del año 753 desde la fundación de Roma como el del nacimiento de Jesús. Pero su aportación no quedó ahí. Incómodo ante la perspectiva de fechar el nacimiento de Jesucristo tomando como referencia la fundación pagana de una ciudad o el reinado de un emperador que había perseguido a los cristianos, Dionisio propuso contar los años a partir del nacimiento del Salvador. Y así, el natalicio de Jesús quedó establecido en el 25 de diciembre del 753 ab urbe condita, y el 1 de enero del año siguiente sería el inicio de una nueva forma de contar: el año 1.
Pero la fecha propuesta por Dionisio, basada en criterios astronómicos, no encajaba con las consideraciones históricas sobre las fechas de reinado de Herodes o del censo de Quirino. Caía cuatro años después de la muerte de Herodes y seis años antes del censo de Quirino. ¿Cómo era posible que Dionisio, famoso por su erudición, cometiera semejante error?
Hay dos posibles explicaciones. La primera sería admitir que errar es humano y asumir que Dionisio, sencillamente, se equivocó. La segunda es que Dionisio escogió conscientemente el año 754 ab urbe condita para iniciar su nueva era porque esos dígitos contenían unos números con un valor sagrado, en concreto el 7 y el 27 (múltiplo de 3 y 9). Si así fuera, 754 sería el resultado de 7 (centenas) + 27 + 27, un número perfecto para marcar el cambio de época iniciado con el nacimiento de Cristo.
Sea como fuere, la propuesta de Dionisio acabó por ser aceptada durante los siglos siguientes por todas las iglesias cristianas, y ha acabado por ser universalmente admitida como base cronológica en todo el mundo occidental. Pero ahora sabemos algo más. Si volviéramos a formular la pregunta del inicio, la respuesta ahora sería: Jesús nació aproximadamente en el año 3753 desde la creación del mundo, que fue el trigésimo tercer año de reinado de Herodes en Judea, y también el vigésimo año del imperio del emperador Octaviano Augusto en Roma y el 747 ab urbe condita (7 a. C.), en Nazaret, Galilea.
Bibliografía
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- Declercq, G. (2000): Anno Domini: The Origins of the Christian Era. Turnhout: Brepols Publishers.
- Mosshammer, A. A. (2009): The Easter Computus and the Origins of the Christian Era. Oxford: Oxford University Press.
- Piñero, A. (2006): Guía para entender el Nuevo Testamento. Madrid: Trotta.
- Piñero, A. (2008): Año 1. Israel y su mundo cuando nació Jesús. Madrid: Laberinto.
- Strevens, L. H. (2005): The History of Time: A Very Short Introduction. Oxford: Oxford University Press.
Javier Alonso López es filólogo semítico, historiador y biblista, y lleva más de un cuarto de siglo dedicado al estudio del antiguo Israel y la historia bíblica, anto del Antiguo como del Nuevo Testamento, así como de las tres grandes religiones del libro: judaísmo, islam y cristianismo primitivo. Ha participado en varias campañas arqueológicas en Israel, y en la actualidad compagina su trabajo como profesor de la IE University con diversas formas de divulgación histórica, desde seminarios hasta viajes al Próximo Oriente. Es autor de numerosos libros y artículos sobre temas de historia y arqueología de Israel, y colabora habitualmente con varios programas de radio y de televisión de temática histórica.
Lucas establece meticulosamente las circunstancias históricas que rodean el nacimiento de Jesús, relacionándolo con los acontecimientos ocurridos en el Imperio Romano. Augusto César fue emperador desde el año 30 a.C. hasta el año 14 d.C. Quirino era gobernador de Siria entre los años 10-7 a.C. y de nuevo desde los años 6 al 9 d.C. La realización del censo tenía que ver con los impuestos.
No. Jesús no pudo nacer nunca el 25 de diciembre. Una razón lógica y absoluta es que, cuando el nació, los ángeles se le aparecieron a los pastores, que estaban cuidando a sus rebaños en la noche. Esto no pudo haber sido en diciembre, porque en ese mes es invierno en Belén y no hay pastores fuera con sus rebaños. Entonces fue en la primavera. Ahora, el murió en el año 33ec. si contas desde el año 33 para atrás, 33 años, te da el año Cero. Ni el 2 ac ni el 5 ac. el año cero.
No es muy difícil. Todos conocemos los desvanes que a hecho la iglesia católica en su afán de ser la intermediaria entre Dios y los hombres. pero si le preguntas a Dios, no sabe absolutamente nada de una religión cristiana de católicos.
Yo estoy de acuerdo en que Jesucristo nunca nacio en Diciembre porque cuando Jose y Maria tenian que regresar al pueblo de Jose para el censo caminaron muchos kilometros y cuando llegaron a Galilea no era en invierno es imposible que anduvieran ala interperie exponiendose al frio extremo y con Maria en cinta casi por dar a luz a nuestro Salvador. Es un gran engaño, en Diciembre 25 Roma celebra a uno de sus dioses paganos y nos han hecho participes de sus fiestas paganas. Nuestro Salvador Jesucristo o YASHUAH como lo conocen en Israel porque nuestro Salvador es Judio nacio en verano en tiempos de las fiestas del Sukkot bendito sea nuestro Salvador. Es tiempo de despertar y abrir nuestros ojos y de volvernos a las sendas antiguas que nuestro Salvador predicaba guardar sus mandamientos, su palabra obedeciendo a nuestro unico Rey Jesucristo
Juan el Bautizante nacio el año 749 un 3 de abril (pascua 14 de Nisan) y Herodez el Grande muere un 2 de Abril del año 750 (a.u.c.) Si Juan nacio 6 meses antes que Cristo… Cristo nacio un 4 de Octubre del año 749 (a.u.c.) o 15 de tisri primer dia de sukot de la fiesta de las cabañas -dia de luna llena- o sea año 5 antes de la era cristiana, 6 meses antes de la muerte de Herodez y 6 meses despues del nacimiento de Juan… y murio a los 33 años y medio (14 de Nisan) del año 782 (a.u.c.) o 28 E.C. -dia de luna llena-
El maestro nació un 21 de Agosto lo del 25 de diciembre es invención del paganismo
cuando Dionicio el Exiguo calculo los años que goberno Tiberio, no conto 3 que goberno en triunbirato… + 2 que se pierden al cambiar los numeros romanos a arabes por no tener cero (se cuenta el año cero y otro uno) ahi estan los 5 años de diferencia… Cristo tenia 33 años el año 28 de la era cristiana… si nacio un 4 de Octubre y murio a los 33.5 años cuenta 6 meses mas, que es en Marzo (semana mayor) y si hubiera nacido en Diciembre y le aumentas los 6 meses, te da en Junio que no es la epoca de la semana mayor.
nononono
Interesante. Con esto, toda la numerología se cae a pedazos. Y no solo eso, Jesús no murió a los 33, sino a los 37 aproximadamente, y todos los cálculos sobre el 2012 etc son fallidos.
Hemos escuchado patrañas tras patrañas. Como no podía ser de otro modo.
Gracias por la información. Para seguir pensando.
El libro de mormón afirma que Jesús Cristo nació entre 1a4 y murió 34
21 Y aconteció también que apareció una nueva estrella, de acuerdo con la palabra. 22 Y sucedió que de allí en adelante Satanás empezó a esparcir mentiras entre el pueblo, para endurecer sus corazones, a fin de que no creyeran en aquellas señales y prodigios que habían visto; pero a pesar de estas mentiras y engaños, la mayor parte del pueblo creyó y se convirtió al Señor
3 Nefi 1:21–22
https://www.churchofjesuschrist.org/study/scriptures/bofm/3-ne/1?id=p21-p22&lang=spa#p21
Buen día,
La primera venida de Jesús es el máximo evento esperado, y escrito en el Primer Pacto.
Su nacimiento en un establo, representa la insalubridad, la contaminacion del lugar de su llegada.
El establo, por lo tanto, representa al mundo, gobernado por el maligno y saturado por la contaminación e impureza del pecado, y él vino al mundo a liberar a los esclavos del pecado que lo declaren como verdadero hijo de Dios.
Herodes, en el mundo, es como la serpiente en el Edén, diferentes apariencias, pero, el mismo espíritu maligno en su interior.
La tradición del nacimiento en el pesebre, y la representacion de su muerte (semana Santa) desenfoca el verdadero propósito de Dios, que radica en la segunda venida de su unigénito, pero, ahora como Juez.
Ironía de la vida, sería que precisamente la noche de celebración de la Navidad se diera su segunda venida, en que condiciones nos encontraría, escrito en el Segundo Pacto.
La segunda venida de Cristo es el tercer Pacto, benditos los sellados por Dios cuando Cristo venga, y como en los tiempos de Moisés, sólo los que marcaron los dinteles fueron salvados de la muerte.
Lo que sucedió en los nefitas cuando murió el salvador Tempestades, terremotos, incendios, torbellinos y convulsiones naturales testifican de la crucifixión de Cristo — Muchas personas son destruidas — Las tinieblas cubren la tierra durante tres días — Los sobrevivientes lamentan su destino. Aproximadamente 33–34 d.C. 1 Ahora bien, aconteció que según nuestros anales, y sabemos que son verdaderos, porque, he aquí, un hombre justo llevaba los anales, porque en verdad hizo muchos milagros en el nombre de Jesús, y no había hombre alguno que pudiera hacer un milagro en el nombre de Jesús, a menos que estuviese enteramente limpio de su iniquidad;
3 Nefi 8:1
https://www.churchofjesuschrist.org/study/scriptures/bofm/3-ne/8?id=study_summary1,p1&lang=spa#study_summary14 Y empezaron a surgir graves dudas y disputas entre el pueblo, a pesar de tantas señales que se habían manifestado. 5 Y sucedió que en el año treinta y cuatro, en el cuarto día del primer mes, se desató una gran tormenta, como jamás se había conocido en toda la tierra. 6 Y hubo también una grande y horrenda tempestad; y hubo terribles truenos de tal modo que sacudían toda la tierra como si estuviera a punto de dividirse. 7 Y hubo relámpagos extremadamente resplandecientes, como nunca se habían visto en toda la tierra. 8 Y se incendió la ciudad de Zarahemla. 9 Y se hundió la ciudad de Moroni en las profundidades del mar, y sus habitantes se ahogaron. 10 Y se amontonó la tierra sobre la ciudad de Moroníah, de modo que en lugar de la ciudad, apareció una enorme montaña. 11 Y hubo una destrucción grande y terrible en la tierra del sur. 12 Pero he aquí, hubo una destrucción mucho más grande y terrible en la tierra del norte; pues he aquí, toda la faz de la tierra fue alterada por causa de la tempestad, y los torbellinos, y los truenos, y los relámpagos, y los sumamente violentos temblores de toda la tierra; 13 y se rompieron las calzadas, y se desnivelaron los caminos, y muchos terrenos llanos se hicieron escabrosos.
3 Nefi 8:4–13
https://www.churchofjesuschrist.org/study/scriptures/bofm/3-ne/8?id=p4-p13&lang=spa#p4
Lo que resulta probable, casi irrefutable, es que Jesús, nacido en Belén y radicado en Nazareth, fue un hombre de avanzada mentalmente lúcido como probablemente hayan existido otros en esa época y también existieron en épocas sucesivas. Y también es casi irrefutable que todos esos hombres que desafiaron el status reinante y sus injusticias, la prepotencia de los omnipotentes y la avidez egoista de los mercaderes hayan sido sentenciados como malos ejemplos por estas clases dominantes y eliminados por la fuerza, como en el caso de Jesús, en la crucificción expuesta al público como ejemplo de lo que no era admitido y para silenciar conciencias. La celebración de Navidad es arbitraria ya que ni la Biblia, ni los evangelios, ni los Testamentos ni otros documentos mencionan el día del nacimiento de Jesús por lo que esta fecha es hasta ahora puramente convencional.
Dios les bendiga, 🙏 excelente esa información es clara y precisa Gracias por esa información, La biblia habla sobre el nacimiento de Jesús pero no habla sobre el día ni el año.
Creo que para cuando llegue el asteroide, la humanidad se habrá diezmado a sí misma…
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